12 cosas por las que estoy sorprendentemente agradecido.

Imagen de Unsplash

Imagen de Unsplash

Cuando era más joven, solía pensar que solo podía estar agradecido por las cosas que estaban alineadas con lo que me gustaba y lo que era saludable o "bueno" para mí.

A medida que crecí, llegué a comprender que la gratitud puede ser para las personas y las cosas que son "malas" o que no están alineadas con lo que me gusta porque pueden ser los mejores maestros que uno pueda tener.

Al contrario de lo que queremos pensar, a menudo son las personas negativas las que más nos enseñan sobre nosotros mismos y nuestros caminos.

Aquí hay 12 cosas por las que estoy sorprendentemente agradecido:

1. Mis defectos porque me permiten aceptar los defectos de los demás también.

2. Cuando las personas son negativas o desagradables hacia mí porque me recuerda practicar la amabilidad.

3. Cuando la gente trata de usarme porque me recuerda establecer límites claros para que pueda hacer lo que pueda para evitar ser usado en el futuro.

4. Cuando alguien me ignora porque me recuerda quién debe ser en mi vida y quién no.

5. Cuando alguien es falso o condescendiente conmigo porque recuerda ser sincero.

6. Cuando alguien habla falsedades sobre mí porque me recuerda que soy el único que puede decir mi propia verdad.

7. Cuando alguien proyecta sus inseguridades sobre mí porque me recuerda que tengo que lidiar con las mías.

8. Cuando alguien espera que sea perfecto porque me recuerda que lo que siente es una extensión de sí mismo y que necesito extender la compasión y la aceptación para que otros crezcan.

9. Cuando alguien traiciona mi confianza porque solo prueba que no estaban destinados a estar en la vida de todos modos.

10. Cuando alguien juega conmigo porque me ayuda a preguntarme si ya no tengo juegos o si estoy dispuesto a jugar con ellos.

11. Cuando alguien intenta controlarme porque me recuerda que solo puedo ser controlado si le doy control sobre mí.

12. Cuando alguien insulta mi apariencia física porque me recuerda centrarme en mi belleza interior para poder exudar una belleza que es de mi núcleo, hacia afuera.